Catan contiene múltiples factores que hacen que sea altamente rejugable. Se juega sobre un tablero hexagonal, donde los jugadores colocan sus poblados y ciudades. Cada hexágono tiene un número, que cambia partida tras partida. Los números son la suma de los dados que se tiran en cada turno.
En Catan el comercio es fundamental. Es posible que un jugador no tenga un tipo de recurso que necesita en ese momento. En este caso, en una fase de su turno, puede intercambiar sus recursos con otros jugadores. El coste del intercambio depende de lo que conviene a cada jugador, y durante la partida puede variar según los intereses de cada uno. ¡Negociar de forma inteligente es una de las claves para vencer en Catan! Otra opción es tener un poblado en un puerto, que se encuentran en los bordes del tablero donde los costes están marcados, o, si no hay otro remedio, intercambiar cuatro cartas de un recurso por una carta de otro recurso cualquiera con la banca. Cada partida depende de una combinación de la colocación de los hexágonos, poblados, números y de los jugadores. Los dados afectan muy poco el resultado de una partida, porque esta es la suma de decisiones de la gestión de recursos de cada jugador. El jugador que sea capaz de gestionar mejor sus recursos, será el ganador de la partida.
En Catan se gana con puntos de victoria, que se generan cuando los jugadores colocan poblados, ciudades, construyen la ruta más larga o el ejército más grande, o cuando compran cartas de desarrollo que pueden dar puntos de victoria. Aunque hay muchos factores que pueden afectar una partida, es un juego muy rápido y sencillo de explicar, con pocas mecánicas y un número limitado de decisiones a tomar. Las decisiones que toman los jugadores suelen tener efecto inmediato e impactan directamente en el camino hacia la victoria no solo del jugador activo, sino también del resto de jugadores.
En familia o con amigos, Catan es el juego de mesa imprescindible para todos los hogares.